viernes, 23 de enero de 2009

Tiene en la casa de mi padre amado
abundancia de pan el jornalero;
yo de hambre y frío y de pesar me muero,
de mis falsos amigos despreciado.

En ellos y en francachelas he gastado
mi salud y mi honor y mi dinero.
¡Bien merecido tengo el ser porquero,
porque es imperdonable mi pecado!


Pero yo iré a mi padre humildemente
y postrado a sus pies con voz doliente,
le diré: “Padre mío, heme aquí

de este mundo traidor, decepcionado,
indigno de tu amor, porque he pecado,
“¡He pecado contra el cielo y contra ti!”


Por Florinda B. González (1878-1952) Maestra y poetisa
nacida en Santa Ana. Mujer cristiana de firmes convicciones.
Autora de los libros: Flora Lírica (1906) Hojas de Otoño (1939)
y Jardín Nazareno ( 1954, obra póstuma)