Tiene en la casa de mi padre amado
abundancia de pan el jornalero;
yo de hambre y frío y de pesar me muero,
de mis falsos amigos despreciado.
En ellos y en francachelas he gastado
mi salud y mi honor y mi dinero.
¡Bien merecido tengo el ser porquero,
porque es imperdonable mi pecado!
Pero yo iré a mi padre humildemente
y postrado a sus pies con voz doliente,
le diré: “Padre mío, heme aquí
de este mundo traidor, decepcionado,
indigno de tu amor, porque he pecado,
“¡He pecado contra el cielo y contra ti!”
Por Florinda B. González (1878-1952) Maestra y poetisa
nacida en Santa Ana. Mujer cristiana de firmes convicciones.
Autora de los libros: Flora Lírica (1906) Hojas de Otoño (1939)
y Jardín Nazareno ( 1954, obra póstuma)
abundancia de pan el jornalero;
yo de hambre y frío y de pesar me muero,
de mis falsos amigos despreciado.
En ellos y en francachelas he gastado
mi salud y mi honor y mi dinero.
¡Bien merecido tengo el ser porquero,
porque es imperdonable mi pecado!
Pero yo iré a mi padre humildemente
y postrado a sus pies con voz doliente,
le diré: “Padre mío, heme aquí
de este mundo traidor, decepcionado,
indigno de tu amor, porque he pecado,
“¡He pecado contra el cielo y contra ti!”
Por Florinda B. González (1878-1952) Maestra y poetisa
nacida en Santa Ana. Mujer cristiana de firmes convicciones.
Autora de los libros: Flora Lírica (1906) Hojas de Otoño (1939)
y Jardín Nazareno ( 1954, obra póstuma)
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